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FAO Mango e as rolhas

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FAO Mango e as rolhas Empty FAO Mango e as rolhas

Mensagem por Admin Seg maio 18, 2009 11:18 am

[b]Fui membro da FAO IPC e recebo periodicamnete informaçaoes para e para
Hoje abri por acaso o correio NET e deparei com um artigo del pais
Para lerem com calma


.
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.....
Viernes, 01 de Mayo de 2009 00:00
FAO Mango e as rolhas Corcho5 ¿Estamos
dispuestos a abrir una botella de vino como abrimos una ‘coca-cola’?
Suena a provocación, pero cada vez más bodegas abandonan el tapón de
corcho. ¿Vive sus últimos días? La ciencia ha acudido en su ayuda.
Entramos en el ‘imperio’ Amorim, en Portugal, la mayor corchera del
mundo.
La industria del vino no tendrá un gran futuro si vamos por este
camino", pronostica el empresario portugués António Amorim, 41 años,
presidente de Amorim y Hermanos y sobrino del carismático Américo
Ferreira de Amorim (1934), gran timonel del grupo y el hombre más rico
de Portugal, a quien la revista Forbes bautizó como el rey del corcho.
Primer fabricante de corcho del mundo, la gigantesca corchera Amorim
produce más de 3.000 millones de tapones al año, que suponen el 65% de
todos los productos que salen de sus fábricas."Nuestra
industria irá bien si la del vino va bien. Pero ¿qué imagen quieren dar
los productores de vino? Mire lo qué está pasando con los australianos,
cuyos vinos tienen en su inmensa mayoría tapón de rosca", avisa Amorim.
"Su producto se ha depreciado y hoy tienen serios problemas para su
venta en el mundo. En el negocio del vino hay que apostar por la
diferenciación, el valor añadido y el trabajo humano por encima del
dinero. La botella de cerveza más cara del mundo tiene tapón de corcho,
pero no hay ningún vino de alta calidad con tapón alternativo". Nadie
puede imaginar una botella de Château Pétrus, de Vega Sicilia, de
Brunello di Montalcino, de Penfolds Grange o de champaña
Billécart-Salmon con un tapón que no sea de corcho natural.

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causa del surgimiento de competidores del tapón de corcho se llama 2,
4, 6-tricloroanisol, más conocido por las siglas TCA, producido por un
hongo que crece naturalmente en el alcornoque. Durante siglos, el
corcho fue el material indiscutible empleado como cierre de las
botellas de vino. Nadie se atrevió a cuestionar su supremacía. Hasta
que en los años ochenta el investigador suizo Hans Tanner, del
Wädenswil Institute, descubrió un agente dañino en el corcho que,
detectado en nariz y boca con un aroma y sabor a moho, arruina el vino.
A veces la contaminación es evidente, pero en otras sólo olfatos muy
sensibles son capaces de detectar el agente intruso. En cualquier caso,
es un problema irreversible y más de una bodega se ha ido a pique por
su culpa. La industria corchera tembló, y los fabricantes de tapones
sintéticos, de aluminio, vidrio y otros materiales alternativos,
creyeron llegada su hora.

El periodista y especialista en vinos
George Taber, autor del libro To cork or not to cork, sostiene que el
problema llegó muy lejos porque la industria portuguesa, que tenía
prácticamente el monopolio del corcho, pasó olímpicamente de aquella
denuncia, que en su día calificó de difamación. Los productores se
sentían fuertes y no vislumbraban competidores en el horizonte. El
primer tapón sintético irrumpió en el mercado en 1989 y poco a poco fue
ganando terreno.

En países como Australia y Nueva Zelanda, la
inmensa mayoría de vinos de menos de 25 dólares ha sustituido el tapón
de corcho por el de rosca de aluminio. El 2 de octubre de 2002, Randall
Grahm, propietario de los viñedos Bonny Doon, en Santa Cruz
(California), declaró la muerte del corcho y escenificó con gran
fanfarria diversos actos fúnebres en EE UU. La representación llegó
hasta Manhattan. Un Buick 1937 de color gris se detuvo en la estación
Grand Central neoyorquina. A los acordes melancólicos de una trompeta,
cinco hombres descargaron un féretro donde yacía una silueta humana
construida con tapones de corcho.

El corcho no murió Sus
defensores iniciaron una batalla para combatir el temible TCA,
desautorizar a los detractores y enterradores improvisados y recuperar
el crédito de un producto centenario, cien por cien natural y
reciclable. Portugal, el primer productor del mundo, asumió el
liderazgo de la contraofensiva. El control de la producción forestal,
la industria y la distribución estaba ya en manos esencialmente
portuguesas. El gigantesco grupo Amorim invirtió fortunas en
investigación y desarrollo y puso a sus laboratorios a trabajar a toda
máquina para mejorar la calidad de los tapones. "El futuro depende de
nosotros, y para ello hay que empezar a innovar", dice António Amorim,
que en marzo de 2001, con 34 años, tomó las riendas del mayor negocio
de corcho del mundo que le entregó su tío Américo.

Manuel
Cabral, profesor en la Facultad de Farmacia de la Universidad de
Oporto, y con un doctorado por la Universidad de Glasgow, está al
frente de un equipo de 10 personas en el departamento de I+D del grupo
Amorim, un químico sueco, un enólogo, una farmacéutica, una ingeniero
agrónomo y varios analistas en industria alimenticia, con el objetivo
de luchar contra el TCA. En el laboratorio, cada mes analizan unas
14.000 muestras de corcho. Aquí se recetan las medidas curativas contra
el enemigo número uno del corcho. La más reciente, el sistema Rosa, es
la vaporización de las planchas de corcho en una cámara durante cuatro
horas para liberar el TCA.

"Hemos conseguido reducir
significativamente el TCA. El corcho es muy heterogéneo, y así es la
contaminación de este material", explica Cabral, que tiene en marcha un
plan para atacar "el problema de fondo, que está en el bosque". La idea
es detectar el TCA en el suelo. Otra línea de investigación en el
laboratorio que dirige Manuel Cabral es analizar uno a uno todos los
tapones para detectar individualmente la presencia de TCA. "Empezaremos
por los destinados a grandes vinos y luego seguiremos hacia abajo".
Hoy, los investigadores del líder mundial del corcho saben ya qué
ocurre en términos de permeabilidad del oxígeno en los distintos
tapones.

La exposición del vino al aire es un quebradero de
cabeza para todo productor. "Antes no necesitábamos conocer este dato,
porque el tapón de corcho no tenía competidores. Hoy el mercado ha
cambiado, con la irrupción del tapón de plástico y de rosca", explica
Cabral. "Sabemos que con un tapón de corcho técnico entra oxígeno en la
botella el primer mes y ya no entra más. Un tapón natural permite el
ingreso de oxígeno durante un año. Un tapón sintético permite el
ingreso de exceso de oxígeno dentro de la botella y se produce la
oxidación. La cápsula de aluminio no permite que entre nada de oxígeno,
lo que puede producir el efecto contrario, conocido como reducción.
Ninguno de los dos es bueno para el vino. El corcho tiene una
estructura celular que permite una permeabilidad gradual al oxígeno, de
forma que el vino evoluciona en la botella".

"Estamos
satisfechos con los resultados obtenidos hasta ahora, pero no estamos
parados", dice Manuel Cabral, que viaja constantemente para divulgar
los proyectos de investigación del grupo Amorim. China, Reino Unido,
Italia... Según Cabral, el TCA está resuelto pero no erradicado.

El
'Quercus suber', o alcornoque, es un tesoro nacional en Portugal que
hay que cuidar como tal. El corcho es 100% natural, 100% reciclable y
portugués en un 53% (más de 600 empresas operan en este mercado). Todo
un símbolo del orgullo de un país que no es líder mundial en muchos
ámbitos. Es una industria que emplea a 12.000 personas, cuyas
exportaciones en 2007 supusieron unos ingresos de 853,8 millones de
euros, 2,3% del total del país y 0,7% del producto interior bruto
(PIB). Con estos datos no debe sorprender que la ciencia haya sido
puesta al servicio de la investigación de los secretos que rodean a
este árbol fascinante.Genoma del alcornoque La
secuenciación del genoma del alcornoque es el proyecto más ambicioso
del grupo Amorim. El objetivo es descubrir algunas enfermedades del
árbol y sus causas, por qué hay corcho de mejor calidad que otro, y, lo
que hoy es un sueño, acelerar el crecimiento del alcornoque para
mejorar el rendimiento. Un proyecto que costará mucho tiempo y dinero.

Pero
no sólo de tapones vive la industria del corcho. De las 28 fábricas que
Corticeira Amorim tiene repartidas por tres continentes (Europa, África
y América) salen todo tipo de productos de corcho, compuesto,
granulado, aglomerado, caucho, revestimientos para suelo y pared,
aislantes... El destino y las aplicaciones de este material no tienen
límite. Pueden llegar muy lejos. La NASA (cliente de Amorim desde hace
15 años) y la Agencia Espacial Europea (ESA) utilizan en sus misiones
corcho como escudo térmico y aislante de las vibraciones. Boeing y
Airbus también lo usan.

En los Juegos Olímpicos de Pekín 2008,
las embarcaciones Nelo, de reconocido prestigio y fabricadas en
Portugal, obtuvieron 20 de las 36 medallas en juego a las que aspiraban
en las pruebas de piragüismo. Estas canoas que se deslizan sobre el
agua están revestidas en su interior de corcho, material que se combina
con la fibra de vidrio y carbono, y resinas como el kevlar.

Otros
muchos mundos han sido cautivados por el corcho, que está presente, por
ejemplo, en los acabados interiores del prototipo F700 de Mercedes, en
zapatos de lujo de Dior, y en marcas como Prada y Louis Vuitton.
"Estamos buscando aplicaciones para la industria farmacéutica. Hay un
potencial enorme", revela António Amorim.

De la misma manera que
detrás de una botella de vino hay un proceso de elaboración más o menos
delicado, cada tapón tiene una larga historia que empieza en el
alcornoque, el único árbol revestido de corcho. En todo el planeta hay
unos 2,3 millones de hectáreas de alcornoques, distribuidos por la
región mediterránea con influencia atlántica del sur de Europa y norte
de África. La península Ibérica acapara el 55% del área total. Portugal
(736.000 hectáreas) y España (500.000) son los líderes, seguidos a gran
distancia de tres países del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez), y de
Francia e Italia.Ecología El alcornoque
se integra en la que puede considerarse última gran reserva natural de
Europa, con un hábitat muy rico, con especies protegidas como el lince
y el águila imperial, y un equilibrio entre una actividad
socioeconómica lucrativa y la preservación del medio ambiente. Un
estudio reciente de PricewaterhouseCoopers sobre el impacto ambiental
de los distintos tipos de tapones concluye que el corcho es mucho más
beneficioso que los otros materiales alternativos, sea el aluminio o
los derivados del petróleo. La investigación de un año descubrió que
las emisiones de dióxido de carbono -factor determinante del
calentamiento global- durante el ciclo de vida de un tapón de aluminio
son 24 veces superiores a las de uno de corcho natural. En el caso del
tapón de plástico, la diferencia se reduce a 10.

De los bosques
de alcornoques de São Brás de Alportel, en el Algarve, se extrae el que
está considerado mejor corcho del mundo, denso y poco poroso. La ley
establece que no se puede tocar un alcornoque hasta 25 años después de
su plantación. La extracción o tiradia se realiza como hace 100 años,
manualmente, durante el verano y cada nueve años. El sacador, maestro
en el manejo de hachas de corte curvo, es el trabajador agrícola mejor
pagado, 90 euros diarios.

La primera plancha de corcho que se
obtiene no tiene la calidad suficiente para un tapón. El segundo
descorche tampoco sirve para producir un tapón de calidad. Hay que
esperar hasta la tercera extracción, del llamado corcho reproducción.
Es decir, desde que nace un alcornoque transcurre casi medio siglo (25
años iniciales, más dos periodos de nueve años) para tener un tapón.
"Es un producto natural que tarda casi 50 años en llegar al consumidor,
y todo ha sido procesado manualmente. No hay una joya igual", dice
Carlos de Jesús, director de comunicación de Corticeira Amorim. Las
planchas extraídas pasan a unidades de tratamiento, donde el corcho es
cortado (rabaneado), cocido, seleccionado y almacenado. Posteriormente
se lleva a las fábricas de transformación, donde gran parte se destina
a tapones y revestimientos. Los residuos son aprovechados en granulados
de distinto tipo. Incluso el polvo, quemado, es utilizado en la
cogeneración de energía.

Los únicos dos países donde realmente
importa el corcho son Portugal y España. Ambos suman el 80% de la
producción mundial y el 98% de la transformación, y sin embargo apenas
trabajan conjuntamente. "Portugal ha asumido tal liderazgo que actúa
demasiado solo", reconoce el presidente de la primera empresa del
mundo. António Amorim admite algo más chocante viniendo de su boca:
"Portugal no ha sido siempre el mayor productor y transformador de
corcho del mundo. Hasta los años cincuenta y sesenta era exportador de
materia prima, porque Cataluña lideraba en aquellos tiempos la
transformación del corcho. Hay más tradición de corcho en Cataluña que
en Portugal". Pero en 1936 estalló la Guerra Civil y España perdió el
tren que, con toda seguridad, le habría llevado a consolidar el
liderazgo en el mundo del corcho.La familia Amorim

segue-se parte ii
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Mensagem por Admin Seg maio 18, 2009 11:18 am

Hoy
esta posición la ocupa cómodamente el imperio Amorim, apellido
indisociable de la producción del corcho, que ha extendido sus
tentáculos a otros sectores: energía (controla el 33,3% de la petrolera
Galp), banca (25% del Banco Internacional de Crédito y 7,8% del Banco
Popular, de España), construcción (49% de Cimangola),
telecomunicaciones móviles (Telecel, hoy Vodafone), Inversiones e
Iniciativas (Amorim Imobiliária, vendida después a Inmobiliaria
Chamartín), hostelería y turismo, vinicultura (en 1999 compran una de
las ancestrales bodegas de vino de Oporto, la germano-británica
Burmester, establecida en Portugal desde 1730, y 85 hectáreas de la
Quinta Nova de Nossa Senhora do Carmo, en pleno valle del Duero), y la
reciente creación de un fondo de inversión para comprar empresas en
crisis a precio de saldo. Américo Amorim ocupa el lugar 132 en la lista
de millonarios de Forbes, que evalúa su fortuna en 7.000 millones de
dólares (5.375 millones de euros).

António Amorim, sobrino y
brazo derecho del patriarca don Américo, explica que la evolución del
grupo y la salida a Bolsa en 1988 no han alterado el cariz original de
la empresa. La familia controla el holding en un 70%. "Preservamos la
identidad familiar. De filosofía, nada; aquí estamos para gestionar un
negocio", dice.

La familia Amorim inició su actividad en la
fabricación de corcho en el siglo XIX. António Alves Amorim abrió la
primera fábrica de tapones en 1870 junto al muelle de Gaia, en Oporto.
Sus socios lo traicionaron, y en 1922, de la mano de la esposa, Ana
Pinto Alves, y sus hijos, nació en Santa María de Lamas una nueva
empresa -Amorim & Irmaos-, con nueve socios, todos de la familia.
La empresa fue viento en popa, y en los años treinta se presentaba en
sus tarjetas de visita como "la mayor fábrica de tapones del norte de
Portugal".

En 1963 nació Corticeira Amorim, para la producción
de triturados y aglomerados, que se unió a Amorim & Irmaos, para
tapones y discos. En menos de 10 años, la corteza transformada alcanzó
un valor monetario del 74,7% del total de las exportaciones de corcho
de Portugal. En abril de 1974, la revolución de los claveles acabó con
una larga dictadura. Fue una época turbulenta, y muchos empresarios
fueron expropiados y se marcharon.

Américo Ferreira de Amorim
(quinto de ocho hermanos) y su familia se quedaron en Portugal y en
1978 abrieron nueva fábrica -Ipocork-, de revestimientos de corcho, y
en 1982 fundaron Champcork, de tapones de champán. Amorim fue pionero
de la banca comercial privada en el Portugal posrevolucionario, con la
fundación del BCP y más tarde del BNC, integrado hoy en el Banco
Popular Español, del cual es el mayor accionista individual. El joven
Américo ya había mostrado gran habilidad para los negocios, sin temor a
cruzar fronteras y a establecer alianzas a contracorriente. En 1958
solicitó un pasaporte para viajar a la antigua URSS, poco menos que el
infierno en tiempos de la dictadura salazarista. Qué solicitud más
extraña, pensaron en la Junta de Freguesía de Lamas, en el Ayuntamiento
de Feira, en el Gobierno Civil de Aveiro y en el Ministerio del
Interior. Amorim consiguió el visado y pasó dos años viajando por la
URSS y los países del telón de acero. Un mercado inmenso por explorar.
A base de paciencia, se ganó la confianza de sus interlocutores
soviéticos, y poco a poco empezaron a llegar los pedidos de corcho.

Crítico
con el llamado "condicionamiento industrial", que reguló la política
económica portuguesa durante 40 años de salazarismo, Américo Amorim se
quejaba del choque "entre el deseo de hacer industrias y la posibilidad
real de poder invertir en mi país, en un producto eminentemente
portugués". En plena guerra fría, cargamentos de corcho de Amorim,
siempre sin el sello Made in Portugal, circularon, a través de la
Austria neutral, hacia la Unión Soviética, la República Popular China y
la mayoría de naciones comunistas. Siempre de forma segura y rentable.
Grupo Amorim se convirtió en el primer exportador portugués a los
países del Este.

Más de medio siglo después, por su capacidad de
renovarse y adaptarse a nuevas exigencias tecnológicas, el corcho
seguirá siendo el oro portugués. Autor: Francesc Relea. El País.
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