Elecciones y guerra en Oriente Medio in elmundo

Elecciones y guerra en Oriente Medio
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FELIPE SAHAGÚN
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Irak, Irán, Israel y Afganistán, cuatro de los principales focos de tensión del mundo, están en campaña o precampaña electoral. En Irak, que el próximo sábado elige 440 representantes para los consejos de 14 de sus 18 provincias (todas menos las tres kurdas y Kirkuk), las tribus ascienden, mientras se debilitan los partidos religiosos. Buena señal. Significa que el pueblo está harto de sectarismo y quiere un gobierno distinto.

La inflación, el desplome de los precios del petróleo y la mano tendida de Obama complican la reelección de Ahmadinejad en Irán y facilitan el retorno de los reformistas a la Presidencia en las elecciones de junio. El poder real, la última palabra, la seguirán teniendo, de todos modos, los ayatolás.

Los 23 días de ataques en Gaza han mejorado las posibilidades de Tzipi Livni (Kadima) y de Ehud Barak (Laboristas) en Israel, pero Benjamín Netanyahu (Likud) sigue por delante en las encuestas. Las elecciones del 10 de febrero hacen muy difícil, si no imposible, que Israel abra los pasos fronterizos, la condición principal de Hamas para convertir el alto el fuego en tregua de un año o año y medio.

Debería aceptarse de una vez que, sin el reconocimiento de Israel por Hamas, la reunificación de los palestinos y el fin de los asentamientos israelíes, el sueño de dos estados es inviable. Seguir hablando, mientras no se cumplan esas dos premisas, de proceso de paz es perder el tiempo.

Las presidenciales previstas para el otoño en Afganistán son el plazo que se da Obama para cambiar de estrategia, aumentar el número de soldados internacionales y negociar pactos con los dirigentes de las principales tribus que, de forma trágica, hasta ahora Occidente ha identificado con los talibán, entregándolos así al enemigo.

Si esos acuerdos no dan fruto, enviar más soldados sólo servirá para aumentar el número de muertos, pero no facilitará la paz ni la estabilidad del país. Si elecciones y pluripartidismo fueran igual a paz y democracia, Oriente Medio tendría un futuro luminoso. Desgraciadamente, cuando no hay consenso sobre las reglas del juego, la constitución y el reparto de los recursos, como sucede en Irak y Afganistán, las elecciones suelen ser un incentivo más para seguir matando.

La respuesta es que las urnas, aunque nunca son la panacea, siempre son preferibles a cualquier sistema impuesto por la fuerza.